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sábado, 24 de diciembre de 2011

10 partos con milagros modernos oficialmente aprobados por la Iglesia

Casos asombrosos del siglo XX y XXI, médicamente acreditados ante la Congregación para la Causa de los Santos, que implican a madres y bebés en la era de la tecnología pre-natal y las ecografías.

Como el Nacimiento del portal de Belén no se conoce ningún otro, y sin duda es el más asombroso en los anales de la ciencia obstétrico-ginecológica. Pero también en tiempos modernos, de partos medicalizados, supervisados y con ecografías se han dado partos en los que la medicina se declaró impotente y sólo pudo ser testigo y acompañante de hechos inexplicables.

Recogemos diez nacimientos con final feliz que han sido reconocidos oficialmente como milagros por la Iglesia Católica, al estudiarlos dentro de causas de canonización o beatificación.

1. Marie-Josee, Québec, Canadá, 1962
Intercesora: Maria Catalina de San Agustín (1632-1668)

El Hospital Hotel Dieu de Québec fue fundado en 1639 por los primeros misioneros de Canadá, los agustinos hospitalarios, aunque en 1962 era un hospital moderno y bien equipado. Marie-Josée era una niña que nació con fórceps el 6 de mayo de ese año y al principio parecía sana, pero al día siguiente empezó a escupir sangre por la boca. Había sufrido un derrame sanguíneo dentro del craneo a causa del fórceps, y una puntura lumbar confirmó la hemorragia. Tampoco conseguía coagular la sangre. Tuvo convulsiones su tercer día de vida y una parada respiratoria el quinto día. Vitamina K intravenosa, masajes en el torax, oxígeno... no eran más que medidas paliativas, insuficientes.

Pero no murió, ni tampoco sufrió ningún daño cerebral como todo hacía pensar. Al cumplir 12 días, estaba perfectamente sana. Y siete años después, cuando los testigos médicos explicaron el caso, aún lo estaba. Y también 22 años después, cuando la Iglesia revisó el caso.

La familia había pedido la intercesión celestial de la valiente misionera francesa en Québec María Catalina de San Agustín (en el mundo, Catherine Longpre), que había sido enfermera en ese hospital tres siglos antes, en medio de las guerras con los indios iroqueses.Este fue el milagro que sirvió para beatificar a Sor María Catalina en 1989.

2. Solano Favarin, Santa Caterina, Brasil, 1979
Intercesora: Gertrudis Comensoli (1847-1903)

Solano Favarin nació en el hospital Sao Sebastiao de Turvo (en Santa Caterina, Brasil) el 26 de julio de 1979. Su padre, Donato, era agricultor humilde, y su madre Anadir, ama de casa. El doctor Aroldo Duarte, que asistió al parto constató la malformación del niño: no podía mover sus piernas, plegadas en alto, si se le tocaba lloraba de dolor y en esa postura (la única que podía) no se le podía amamantar. El masajista Angelo Tomasi constantó que no se podían estirar las piernas. En el hospital Sao Josè de Criciuma las radiografías asombraron a los ortopedas: sólo con carísimas cirugías y largas terapias podía lograrse alguna mejora parcial.

Las Hermanas Sacramentinas, con su superiora, visitaron al bebé y organizaron una novena y grupos de intercesión y oración, en los que participaron miembros de Cursillos de Cristiandad, niños de la escuela infantil, grupos del Apostolado de la Oración... y la intercesión de la Madre Gertrudis Comensoli, fundadora de las religiosas. Sin ninguna terapia ni medicina, el 9 de agosto, último día de la novena, para asombro de todos, el niño dejó de llorar: las piernas se habían alargado, se habían soltado y funcionaban con absoluta normalidad. El médico Marcello Meschita constató que no había explicación médica, como confirmó la comisión médica de Roma en 1988. El milagro sirvió para beatificar a Madre Gertrudis. Luego realizaría otro en 2001 con un niño de 4 años que sirvió para su canonización.

3. Valeria Atzori, Cagli, Italia, 1986
Intercesor: Nicolás Gesturi (1882-1958)

Valeria no nació pequeña, sino diminuta: 30 centímetros y 550 gramos. Ni siquiera era seismesina: era una prematura de solo 23 semanas de gestación. Su piel era roja-gelatinosa, transparente. No respiraba por sí misma. El doctor Franco Chappe, allí en la Clínica Universitaria de Cagli, aseguró que moriría y que, si no fuese así, sufriría graves daños cerebrales. Sufrió paradas respiratorias y cardíacas, y osteoporosis. En pocas horas se había deshidratado y pesaba ya solo 410 gramos. La alimentaron por vena umbilical y luego por sonda nasogástrica. Y no solo no murió, sino que cuatro meses después, la daban de alta.

Pero un año después, y dos años después, los controles eran claros: la niña no había sufrido ninguna secuela. Los informes de 1989 de las doctoras Melania Puddu y Liuliana Palmas lo confirmaron a los 3 años. Los médicos no se lo explicaban.

Pero los padres, Giovanni y Pietro, sí lo entendían: habían estado rezando en la tumba de fray Nicolás de Gesturi, muy conocido en Cagli. Juan Pablo II beatificó al fraile en 1999, cuando Valeria tenía 13 años.

4. María Solís Quirós, Costa Rica, 1994
Intercesora: María Romero Meneses

Claudia Quirós, de Costa Rica, estaba embarazada en su cuarto mes de gestación, cuando revisando las ecografías del 22 de junio de 1994 su médico detectó ya un exceso de líquido amniótico que podía afectar en la boca del bebé, el tercero de la familia. El 5 de septiembre, en San José de Costa Rica, el doctor Orlando Sánchez le previno de que la niña nacería con el grado más grave de labio leporino y malformaciones del paladar. Tendría dificultades de lenguaje, oído, deformación de maxilares, infecciones... y la cirugía era necesaria para cerrar el paladar. Enviaron copias de la película ecográfica a dos especialistas del Baylor University Medical Center y del Children´s Medical Center de Dallas (Texas), que confirmaron los diagnósticos.

Claudia y su esposo, Álex Solís Fallas, abogado, ex-diputado y profesor de la Universidad de Costa Rica, rezaron y pidieron oración. Claudia decidió comulgar cada día "para que la Sangre de Jesús bendijese a la niña". Además, su madre, que había sido alumna y amiga de la Sierva de Dios María Romero Meneses le animó a pedir su intercesión. Las religiosas de la iglesia de María Auxiliadora, por impulso de la abuela, también rezaban.

El 28 de noviembre de 1994 había 11 médicos en el parto, preparados para operar a la niña... ¡que nació sana! El médico Jorge Márquez-Máximo Díaz, director del equipo, habló con la prensa costarricense emocionado: "me quedé desconcertado al ver que era una niña sana y normal, especialmente en la parte de la boca y el paladar donde esperábamos malformaciones". El diagnóstico, confirmado en Dallas, era irrefutable. Pero la salud de la niña también. Los doctores Gonzalo Montero y Ana Cecilia de Cavallini revisaron todas las pruebas en 1997 y 1998 para el arzobispado, y los médicos Carlos Alú y Nino Pasetto lo revisaron para la Santa Sede. El Papa Juan Pablo II beatificó a María Romero Meneses el 14 de abril del 2002, cuando la pequeña María tenía 8 años.

5. Milagros Candelaria Bermúdez, Altagracia de Orituco, Venezuela, 1995
Intercesora: Madre Candelaria de San José

Era 6 de septiembre de 1995 y los médicos estaban provocándole el parto a Rafaela Meza de Bermúdez en el Hospital Juan Francisco Torrealba, donde ella llevaba 8 días recluida y monitorizada. Y esperaban encontrar un bebé muerto. Los ecosonogramas mostraban que el corazón del bebé se había parado. “El bebé tenía una disminución importante del líquido amniótico. No encontré signos de vitalidad fetal, no tenía movimientos corporales, ni respiratorios, ni actividad cardiaca”, declaró luego el ginecobstetra Carlos Limonghia la prensa venezolana. El médico tratante, Pedro Rojas; Rafael Gallardo; obstetra, Marcos Ramírez, internista; la jefa de enfermería, Maribel Mena, y los médicos residentes fueron testigos de las condiciones adversas del bebé.

“Los médicos me hacían muchos exámenes y me decían que mi bebé estaba muerto porque no sentían los latidos del corazón. No tenía líquido y aquello estaba seco, las enfermeras también se acercaron para ver lo que sucedía”, rememora Rafaela Mesa, que entonces tenía 34 años, un cuadro clínico de hipertensión arterial crónica, anemia y preeclampsia y otros cuatro hijos.

“En el hospital trabajaba una mujer que perteneció a la congregación de las Carmelitas, llamada Yurima Cañizal. Ella me entregó una estampita de la Madre Candelaria y me dijo: “Vamos a rezar, Rafaela, no llores, vamos a pedirle un milagro a la Madre Candelaria". Antes de darme esa estampita ya yo venía con mi fe y tenía confianza en Dios y en ella de que me iba a hacer el milagro, a pesar de que me decían que el bebé estaba muerto".

Sorpresa. A las 8 de la noche la niña salió viva, y lloró. Pesaba un kilo 300 gramos y medía 32 centímetros. Estuvo tres meses en incubadora y soportó varios paros respiratorios. Al escuchar el llanto de la pequeña, el padre, José Bermúdez, salió del hospital y abrió los brazos. Le dio alabanzas a Dios y dijo: “Hija, te llamarás Milagros del Valle Candelaria". La niña hoy sigue sana y es buena estudiante, aunque su familia sigue siendo pobre: el padre es agricultor y la madre planchadora.

“¿Qué pasó? No lo sé”, se interrogaba con insistencia el doctor Carlos Limonghi en radios y diarios venezolanos. “Había cerca de 14 personas observando que el feto estaba muerto y yo busqué argumentos para tratar de negar el diagnóstico, estimulándole la barriga, moviéndola y colocándole una solución glucosada para mover al bebé, pero no había actividad cardíaca. Lo aseguro. Cuando se movió y respiró ocurrió un hecho extraordinario”.

Madre Candelaria de San José, fundadora de la Congregación Hermanas Carmelitas, en Venezuela, fue beatificada el 28 de abril de 2008 en Venezuela, con la presencia de 30.000 fieles y la notoria ausencia de las autoridades bolivarianas.

6. Sandra Grossi de Almeida, Sao Paulo, Brasil, 1999
Intercesor: Antonio de Sant´Anna Galvao, "Fray Galvao" (1739-1822)

Aquí el milagro no reside en el bebé, sino en la madre, Sandra Grossi. A San Fray Galvão, el primer santo brasileño, canonizado en 2007, se le atribuye el milagroso parto de Sandra Grossi, de 37 años, licenciada en química y madre también de una niña adoptada. Ella tenía un«útero bicorde», un cartílago que se forma en medio del útero, separándolo en dos partes, lo que imposibilita el crecimiento del feto por falta de espacio, lo que le había causado ya tres abortos naturales.

Sandra comenzó a rezar las oraciones llamadas "píldoras de Fray Galvao". En la primera noche de la primera novena a Fray Galvão, la hemorragia paró y los dolores cesaron. Sandra reconoció a este hecho : «Fue una señal de la intercesión de Fray Galvao por mí». En el cuarto mes de gestación la sometieron a una cirugía para cerrar el cuello del útero. Sandra siguió encomendándose a Dios por intercesión de Fray Galvao. En el quinto mes de gestación se dio un riesgo de aborto a causa del tamaño del bebé.

Después de pasar por esa fase crítica, consiguió llegar a la 32ª semana de gestación, algo inimaginable para su caso. «Para los médicos parecía imposible pero no para Dios», reconoce Sandra. También parecía inimaginable la conservación del útero tras el parto, ya que el cartílago imposibilitaría la expulsión de la placenta y la única salida sería una histerectomía (extracción total del útero). El parto fue por cesárea el 11 de diciembre de 1999. Enzo padeció al nacer un problema pulmonar grave, una de las principales causas de muerte entre los prematuros. Su madre volvió a encomendarse al futuro santo. Al pequeño le quitaron los tubos al día siguiente, algo que en casos similares sucede sólo después de varias semanas. Hoy Enzo es un niño sano. Y Fray Galvão fue canonizado en Brasil personalmente por Benedicto XVI en su viaje del 11 de mayo de 2007: el primer santo brasileño.

7. Begoña León, Madrid, España, 2000
Intercesor: Rafael Arnáiz, "Hermano Rafael"

De nuevo aquí el milagro se centra en la madre, no en el bebé. El hermano Rafael, hoy San Rafael de Arnáiz, uno de los patronos de la JMJ de Madrid, es el santo que intercedió por la madrileña Begoña León. La cosa empezó como una historia de Navidad, pero mala. El suplemento "Fe y Razón" de La Razón lo contó con detalle.

El 25 de diciembre de 2000, Begoña León Alonso, embarazada de siete meses, ingresó de urgencias al hospital madrileño Gregorio Marañón, donde le practicaron la cesárea. La niña estaba sana, pero Begoña sufría una tensión altísima llamada «eclampsia» y no creían que el corazón aguantara. Además, se le añadía un fallo hepático y tenía hemorragias internas. Fue ingresada en reanimación: sufría el infrecuente «Síndrome de Hellp». «Yo oía decir, “corre, corre, que se nos va...» Pero no podía hacer nada», explicó Begoña a La Razón.

Una amiga, Mª Josefa González Cueva, «muy devota del beato Rafael», comenzó a rezar por ella. «Gracias a ella yo ya conocía al beato Rafael, me había dado alguna estampa y la novena, que rezaba mi madre», relata Begoña. Rezaban también en la Trapa de Dueñas, antiguo hogar del monje. «Cuando pasó todo, los médicos me llegaron a decir que en aquellos momentos no daban por mí ni medio real», asegura Begoña.

Pero como un regalo de Reyes, todo cambió el 6 de enero, cuando mejoró sin razón aparente. «Yo lo atribuyo a un milagro, pero no por el hecho de ser creyente, que lo soy, sino porque ningún médico ha sabido darme una explicación científica. Cuando salí del hospital y les di las gracias, me dijeron “nosotros no hemos hecho nada, Begoña, has sido tú”. Yo estoy convencida de que fue el beato Rafael», asegura. Fue canonizado el 11 de octubre de 2009.

8. Gianna Mª Arcolino, Brasil, 2000
Intercesora: Gianna Beretta Molla

Santa Gianna Beretta está destinada a ser una de las más populares santas "comadronas", que ayuden a las parturientas y sus bebés. Por un lado, ella era doctora y madre de familia en pleno siglo XX. Por otro, murió en 1962 por salvar a su bebé, retrasando unos tratamientos. El milagro que concedió a Gianna María Arcolino llegó apenas unas semanas después del de Begoña León en Madrid.

Elisabete Comparini, brasileña, tenía tres hijos y quedó nuevamente encinta en 1999. Pero perdía mucha sangre y el 11 de febrero del 2000, a las 16 semanas de gestación, tuvo pérdida completa del líquido amniótico. Los doctores le recomendaron un aborto para evitar riesgos de infección para ella. Primero con suavidad, luego con insistencia. Según los médicos, la posibilidad de supervivencia del niño en esas circunstancias era cero.

Pero Elisabete y su marido decidieron seguir adelante con el embarazo. Apareció por el hospital el obispo diocesano de Franca (Brasil), que les había casado, y su párroco... para darle la unción de los enfermos. Pero el obispo le dio además información sobre la beata Gianna Beretta, cuyo milagro de beatificación había sido curar a una parturienta tras una gravísima cesárea. Y el matrimonio y muchos más rezaron a la doctora Beretta.

Las semanas pasaron y la niña, contra toda lógica, seguía viva sin líquido amniótico... y así estuvo 16 semanas. Llegada la semana 32, el 31 de mayo del 2000, Elisabete fue operada y trajo al mundo una niña sana, que se llama Gianna María. La doctora Beretta fue canonizada el 16 de mayo de 2004.

9. Pietro Schiliro, Milán, Italia, 2002
Intercesores: Louis y Zelie Guérin

Louis Martin y Marie-Celie Guerin de Martin, los padres de Santa Teresita de Lisieux, perdieron a cuatro de sus nueve hijos cuando aún eran niños. Por eso es significativo el milagro que los elevó conjuntamente a los altares como beatos: la curación del bebé italiano Pietro Schiliro. Pietro nació en Milán el 25 de mayo de 2002, el quinto hijo de Walter y Adele Schiliro.

El bebé no podía respirar: "malformación congénita caracterizada por una grave subversión de estructura pulmonar". No podía respirar ni podría hacerlo nunca, según la ciencia. En teoría debía morir de un momento a otro, y cuando cumplió una semana fue bautizado de urgencia. Ese día, el sacerdote carmelita Antonio Sangalli recomendó a los padres de Pietro rezar una novena a los padres de Santa Teresa, con amigos y conocidos. Muchos se sumaron a la oración... y a partir del 29 de junio el niño mejoró. El 27 de julio estaba en casa. La beatificación conjunta se celebró el 19 de octubre de 2008 en Lisieux, con la presencia de Benedicto XVI (y del actual Ministro de Interior español, Jorge Fernández Díaz, devoto de la pareja).

10. Rafael de Jesús Barroso Santiago, Xalapa, México, 2002
Intercesor: Rafael Guízar y Valencia

Desde 2006, San Rafael Guízar es el primer obispo mexicano santo. Su oración desde el Cielo curó al hijo de Valentina Santiago y Enrique Barroso, de Xalapa. A los 7 meses de embarazo, los médicos dieron la noticia a Valentina: el niño nacería con labio leporino y paladar hendido. "Nos encomendamos mucho a Rafael Guízar para pedirle su intercesión para que mi hijo naciera sano", rememora Valentina. "Nunca nos cansamos de pasar a la tumba de Rafael Guizar en la catedral", dice la madre de Rafael. "Mis padres siempre fueron muy devotos a monseñor y nos inculcaron eso, venerarle y pedirle cualquier milagro", agrega la mujer.

El 2 de marzo de 2002, su vástago nació completamente sano para sorpresa de los médicos. "Por eso mi hijo se llama Rafael de Jesús", declara Enrique. Luego el postulador de la causa "nos pidió las pruebas, los dos ultrasonidos y un video, preguntó al radiólogo del ultrasonido y se basó en eso para comenzar a investigar más". El obispo Rafael Guízar fue canonizado el 15 de octubre del 2006.

Son sólo algunos de los casos asombrosos del siglo XX y XXI, médicamente acreditados ante la Congregación para la Causa de los Santos, casos que implican a madres y bebés en la era de la tecnología pre-natal, las ecografías y, tristemente, del aborto provocado.

Pablo Ginés
religionenlibertad.com 

¿Dónde estaban los abuelos de Jesús?

Joaquín y Ana, las figuras ausentes del Nacimiento

De los abuelos de Jesús, sólo sabemos de dos, los maternos y aún así por tradición y un evangelio apócrifo. Los padres de José el carpintero, o habían muerto ya o el evangelista no los considera relevantes para su relato. En cambio, Joaquín y Ana lo son y mucho.
Una antigua tradición del siglo II atribuye los nombres de Joaquín y Ana a los padres de María. El culto aparece para santa Ana ya en el siglo VI y para san Joaquín después. La devoción a los abuelos de Jesús es una prolongación natural del cariño y veneración a la Madre de Dios.
Según esta tradición, la madre de María nació en Belén. El nombre Ana significa "gracia, amor, plegaria". La Sagrada Escritura nada dice de ella. Todo lo que sabemos está en el evangelio apócrifo de Santiago, según el cual a los 24 años, talludita para la época --las mujeres se desposaban entonces muy pronto, casi adolescentes--, Ana se casó con un propietario rural llamado Joaquín, galileo, de Nazaret. Ana, descendía de la familia real de David. Veamos el papel de las mujeres en toda esta historia.
Los abuelos de Jesús vivían en Nazaret y, según la tradición, dividían sus rentas anuales de esta manera: una parte para los gastos de la familia, otra para el templo y la tercera para los más necesitados.
Llevaban ya veinte años de matrimonio y el hijo no llegaba, ausencia sin duda de la bendición divina, según sus contemporáneos. Ana tiene ya 44 años y le queda poco tiempo para un posible embarazo. En el templo, Joaquín oía murmurar sobre la esterilidad de la familia como algo que les hacía indignos de entrar en la casa de Dios. Joaquín, muy dolorido, se retira al desierto, para pedir a Dios un hijo. Ana intensifica sus ruegos. Recordó a la otra Ana de las Escrituras, en el libro de los Reyes: habiendo orado tanto al Señor, fue escuchada, y así llegó su hijo Samuel, un gran profeta. Un paralelismo evidente en los nombres, y en el resultado de los ruegos.
Desde los primeros tiempos de la Iglesia, los abuelos de Jesús fueron honrados en Oriente; después se les rindió culto en toda la cristiandad, donde se levantaron templos bajo su advocación.
Cuando se visita Tierra Santa, se puede ver la probable casa en la que vivió María su infancia. Fue una niña especial y como tal fue educada. Conocedora de las Escrituras, que enseñó a su hijo Jesús. ¿Y dónde estaban Joaquín y Ana, los abuelos, el día del Nacimiento?
Estaban en Nazaret, pues de allí era María. Se puede entrar hoy también en la casa –una casa de piedra de buena factura, de gente acomodada, como casi todas las de Nazaret, un pueblo próspero- en la que la joven desposada con José recibió el anuncio del enviado Gabriel, y aceptó una misión divina para la que había sido elegida, no sin cierto azaramiento --¿cómo puede ser esto?- en la confianza de la sabiduría del Padre y de la generatividad del Espíritu Santo.
¿Dónde estaban los abuelos de Jesús? ¿Les dijo algo María de todo este tinglado en que la había metido Dios? Si no se lo dijo, pronto vieron los efectos de la palabra divina, siempre eficaz. Y pronto tejieron un círculo de amor en torno a aquella joven encinta e inexperta.
Podemos imaginar a Ana tejiendo ropitas para ese niño tan especial, el Emmanuel. El hijo de María. Seguramente José y María –que eran previsores- partieron para Belén con las alforjas de la mula bien llenas de pañales y ropitas forradas para que el Niño, si es que le daba por llegar en medio del viaje, no pasara frío. En aquella época, los viajes eran una aventura para la que sólo se llevaba billete de ida: salteadores en los caminos, una mula que podía fallar, buscar posada en días de censo y sin precios fijos, los trámites de la burocracia romana podrían tardar más de lo previsto. Lo dicho, una aventura. La vuelta quedaba en manos de la Providencia.
Lo del frío que pasó Jesús cuando nació no deja de ser una bonita consideración piadosa de la devoción de san Alfonso María de Ligorio, en su famoso villancico Tu scendi dalle stelle. Ligorio y otros autores hablan del frío y el hielo de aquella noche –en una traslación del clima europeo a la templada Tierra Santa, donde por mucho que nos empeñemos en poner nieve en los belenes no nieva--, pero se refieren más bien al frío espiritual de la indiferencia y del abandono de la ley del pueblo santo. A templar, o mejor incendiar, ese frío venía Jesús.
¿Dónde estaban los abuelos de Jesús en la noche más santa del año? Estaban en las puntadas de las ropitas y provisiones confeccionadas por Ana. En la oración asidua por los nuevos esposos, para que el viaje fuera bien y la flamante familia regresara pronto a Nazaret. En el pensamiento de María y José al ver la cara de ese niño tan esperado. Esperado por siglos y naciones. Esa alegría tuvo que viajar sin palabras, a la velocidad de la luz, y más, hasta el corazón de Joaquín y Ana, que esperaban la buena noticia en Nazaret. Nadie quita que alguna caravana, contactada por José, les llevara el feliz anuncio del Nacimiento. Y si hubo un enviado de Dios a los pastores, un sueño que puso en marcha a los sabios de Oriente, un sueño que avisó a José varias veces, ¿no habría un mensaje divino para los felices abuelos? Seguro que sí.
Abuelos en la distancia de estos primeros días. Como tantos abuelos que ven a sus hijos emigrar a otra tierras más benéficas, otras tierras donde labrar un futuro para sus familias. Tantos abuelos que esperan el regreso de unos nietos que quién sabe si no dejaron los sueños enredados entre las olas que embestían a una patera cruzando el estrecho. Quién sabe si encontraron la paz, justicia y libertad que no tenían en su tierra. Quién sabe si por fin pudieron dirigirse a Dios, sin tener que mirar alrededor por si su oración ofendía a alguien. Quién sabe si encontraron una vida digna y un medio de ganarse la vida honestamente. Quién sabe...
Los abuelos siempre esperan. Su casa sigue abierta. Podemos imaginar a Joaquín y Ana esperando y luego conociendo, por fin, a su nieto a la vuelta del largo exilio no programado –con emigración a Egipto incluida para esquivar a Herodes y vuelta directa a Nazaret para eludir a Arquelao--. Les podemos imaginar llenándole de besos, cantándole canciones para dormir, haciéndole regalos y, seguro, enseñándole las oraciones y las palabras de Dios a su pueblo elegido.
Podemos imaginar a María, yendo a la compra y dejando al peque en casa de los abuelos por unas horas. Por vivir en el siglo I los abuelos de Jesús seguro que no se libraron ¡de hacer de canguros!
zenit.org

Cardenal Cipriani - Saludo de Navidad 2011

Saludo de Navidad del Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, Arzobispo de Lima y Primado del Perú. Agradecemos a nuestros amigos de América TV.


El Cardenal Juan Luis Cipriani celebró la Navidad con los feligreses de Manchay


A pocos días de la Navidad el arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, recordó que los regalos son una señal del cariño de Dios con los niños, pero lo más importante es el cariño de los padres con su familia. Cipriani, compartió un momento de alegría con más de mil 500 niños en extrema pobreza de Manchay. Margarita Félix tiene el informe.
Fuente: http://willax.tv

Mensajes en audio de Obispos latinoamericanos en Navidad


Sábado 24 dic. (RV).- Estamos en uno de los momentos más alegres y gozosos para todos los cristianos: la Navidad, el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, nuestro Salvador en un portal de Belén. Cuando estamos celebrando este período navideño los obispos, los pastores de América Latina desde sus países se dirigen a todos nuestros oyentes con un mensaje de Navidad. Un recorrido que llena nuestros corazones de comprensión y solidaridad para con nuestros hermanos en este continente sin fronteras porque unidos en el Señor.

-Cardenal Jaime Ortega Alamino. Arzobispo de La Habana, Cuba RealAudioMP3
-Cardenal Francisco Javier Errázuriz, Arzobispo emerito de Santiago de Chile RealAudioMP3
-Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte. Arzobispo de Trujillo. Perú RealAudioMP3
-Monseñor Alvaro Ramazzini Imeri. Obispo de San Marcos. Guatemala RealAudioMP3
-Monseñor Adalberto Martínez Flores. Obispo de San Pedro Apóstol. Paraguay RealAudioMP3
-Monseñor Roberto Lückert León. Arzobispo de Coro. Venezuela. RealAudioMP3
-Monseñor Oscar Fernández Guillén. Obispo de Puntarenas. Costa Rica RealAudioMP3
-Monseñor Gregorio Nicanor Peña Rodríguez. Obispo de Nuestra Señora de Altagracia de Higüey. República Dominicana. RealAudioMP3
-Monseñor Antonio Arregui Yarza. Arzobispo de Guayaquil, Ecuador. RealAudioMP3 
radiovaticana.org

viernes, 23 de diciembre de 2011

Un sacerdote de Jaén rechaza a un homosexual casado con otro hombre como padrino en un bautizo

Las normas de la Iglesia son muy claras en este punto. El padrino de bautizo debe ser una persona que lleve "una vida congruente con la fe". 

El párroco de la localidad jiennense de Huelma ha negado a un homosexual casado con otro hombre ser el padrino de bautizo de una niña al considerar que esta circunstancia lo sitúa "fuera de las normas de la Iglesia".

El sacerdote ha asegurado que "no se ha negado al bautizo de nadie". "He dicho que esa persona no podía ser el padrino porque está fuera de las normas", ha precisado el cura, que ha declinado realizar cualquier otro tipo de declaraciones sobre un caso que publica este miércoles Diario Jaén, según el cual el sacerdote evitó que el hombre pudiera apadrinar a un bebé de seis meses el pasado sábado.

Según explica en el citado diario, la familia de la pequeña propuso al padrino y el párroco preguntó si la persona que habían escogido estaba bautizada y confirmada, a lo que respondieron de forma afirmativa. Después, preguntó si estaba casado y con quién, de modo que al presentarle la documentación pertinente sobre el matrimonio y ver que su pareja era otro hombre aseguró que "no podía ser".

El Obispado de Jaén ha precisado este miércoles que, entre los requisitos que deben tener los padrinos de bautismo se contempla que "sea católico, esté confirmado, haya recibido ya el santísimo sacramento de la Eucaristía y lleve, al mismo tiempo, una vida congruente con la fe y con la misión que va a asumir".

Así lo ha indicado a través de un comunicado de la Vicaría de Comunicación de la Diócesis jiennense después de que se haya hecho público el caso del párroco de Huelma.

Al respecto, ha querido recordar que la normativa eclesial, reflejada en el Código de Derecho Canónico, canon 874, da orientaciones claras sobre los requisitos que deben tener los padrinos de bautismo. Y, entre otras, según ha concretado, contempla que "sea católico, esté confirmado, haya recibido ya el santísimo sacramento de la Eucaristía y lleve, al mismo tiempo, una vida congruente con la fe y con la misión que va a asumir".

"El Obispado de Jaén quiere aclarar este tema para evitar los juicios que se han realizado sobre una supuesta discriminación en la actuación del párroco a la vez que reitera la necesidad de cumplir la normativa eclesial universal", ha afirmado.
Europa express
religionenlibertad.com 

India: Arrestan a tres por la muerte de catequista católico


Se elevan a tres los asesinatos de catequistas en la India durante 2011

Tres personas han sido arrestadas por su relación con la muerte de un catequista católico y activista de los derechos humanos, quien fue asesinado esta semana en el estado de Orissa, en la India.
Monseñor John Barwa, arzobispo de Cuttack-Bhubaneswar, India, dijo a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), que los arrestos tienen conexión con la muerte de Rabindra Parichha, cuyo cadáver fue encontrado el pasado domingo 18 en Parichha Bhanjanagar, ubicado en el distrito de Kandhamal.
Rabindra Parichha, de 47 años, es el tercer catequista asesinado este año en Kandhamal, estado de Orissa, que en 2008 fue escenario de ataques contra los cristianos, durante los cuales 45.000 creyentes se quedaron sin techo, luego de que 4.640 casas fueran incendiadas.
“La policía arrestó a tres personas por su relación con el caso y puede ser que radicales hindúes estén detrás de estas muertes”, aseguró el arzobispo Barwa.
El alto prelado, quien tuvo como alumno a Parichha, fue a rendir un homenaje al catequista asesinado, que trabajaba en el Centro de Ayuda Legal de Orissa.
En declaraciones a AIN, Barwa dijo que “Pariccha era un valiente/valeroso trabajador social en el campo, siempre a favor de los derechos de los Dalit”, en referencia al trabajo del catequista con el/la grupo/casta social más desventajado/a del país, al/a que se le conoce como “los intocables”.
Después de una búsqueda infructuosa la familia del catequista Parichha avisó a la policía, la que encontró a la mañana siguiente el cuerpo torturado y semidecapitado en los terrenos del College Kabi Samrat Upendra Bhanja.
zenit.org

miércoles, 21 de diciembre de 2011

El milagro de Santa Kateri contra una bacteria devoradora de carne puede ser el más mediático

Jake Finkbonner, de cinco años, indio lummi por rama paterna, se salvó por este milagro. En su web, las fotos de la enfermedad que devoraba su carne.

Milagro oficial. No sucedió en un lugar remoto, en circunstancias confusas, ni hace cientos de años... pasó en 2006, en Estados Unidos, en el país mejor comunicado del mundo, en el Hospital Infantil de Seattle y la cámara hiperbárica del centro médico Virginia Mason, bajo la supervisión de un equipo pediatra e interdisciplinar.

El milagrado lo contará durante décadas
Su protagonista, Jake Finkbonner, tenía cinco años y estuvo a punto de morir, pero milagrosamente vive... y si no pasa nada extraño vivirá muchos años, y contará su testimonio bien adentrado el siglo XXI.

Jake tiene once años y ha colocado las fotos de su rostro deformado por la enfermedad en su web www.jakefinkbonner.com . Todo a la vista.

Y habla en televisiones y se deja entrevistar, como aquí, en KomoNews.com (KomoTV).  .

Así, Kateri (Catalina) Tekakwitha, una india insignificante, de cara desfigurada por la viruela y despreciada por su pueblo en el siglo XVI, que murió joven, se convierte en la primera india de América del Norte santa, una de las pocas laicas santas de Estados Unidos, un país que pedirá que se cuente una y otra vez el milagro.

Por muy anticatólico que sea Hollywood, la asombrosa relación entre Kateri y Jake (que es indio lummi por rama paterna) y el drama de la enfermedad invencible y asombrosamente vencida, da para más de una película. Como ha insistido siempre el cristianismo, el sufrimiento esperanzado de aquella (Kateri) trae la liberación luminosa de éste (Jake). Kateri gana batallas después de muerta, porque los santos viven con Dios. De hecho, Jake dice que lo vio, a Dios, durante su enfermedad.

Una bacteria devoradora de carne
El milagro sucedió en 2006 y hace tiempo que se conocía, pero solo este lunes 19 de diciembre de 2011 el vicepostulador de la causa de Kateri Tekakwitha confirmó que éste es el milagro aceptado en la Congregación de la Causa de los Santos para canonizar a la joven india. Los expertos médicos del proceso de canonización y los que atendieron a Jake, según parece probado, no saben por qué se curó el niño.

Todo empezó cuando Jake tenía cinco años y, jugando al baloncesto en su ciudad de Sandy Point, se cayó al suelo y se hizo una herida en la boca. Por esa herida entró la bacteria Fasciitis necrocitante, también llamada Strep A, y, de forma más popular, la "bacteria devoradora de carne". En realidad no come la carne pero genera toxinas que disuelven los tejidos a gran velocidad y a menudo la única forma de salvarse es cortar con rapidez el miembro infectado; así perdió su pierna en 1994 el antiguo primer ministro de Quebec, Lucien Bouchard, o quedó sin brazo en 2004 el Nobel de física Eric Allin Cornell.

La madre de Jake, Elsa Finkbonner, lo explica con claridad: "lo normal es que la gente adquiera esta enfermedad en una extremidad, y la solución más simple es amputar. Pero no podías hacer eso por Jake, porque la infección estaba en su cara".

Las fotos son terribles.Cada día los doctores del Hospital Infantil de Seattle cortaban más y más trozos de piel y tejidos, pero la enfermedad avanzaba. Cada día llevaban al niño a la cercana cámara hiperbárica del centro Virginia Mason: el oxígeno debía ayudar a ralentizar el proceso. Pero la enfermedad no se detenía. Se extendió por el cuello y por los hombros. Cada día los médicos pensaban que el niño iba a morir, pero seguían actuando contra toda esperanza.

Indios de la nación lummi y católicos
Mientras tanto, Elsa y su marido Donny rezaban por su hijo. Donny es miembro de la nación india lummi, también llamada Lhaq´temish, (www.lummi-nsn.org), de los que quedan unos 5.000, y que son católicos en su mayoría desde que fueron evangelizados por los oblatos en el siglo XIX. Muchos viven en una pequeña península en la costa pacífica, cerca de la frontera de Canadá, y sus ancestros controlaban en esas costas e islas, un pueblo de mar y canoas.

Fueron los médicos los que recomendaron a los Finkbonner que llamaran a su sacerdote. El padre Tim Sauer atendía la parroquia de la reserva lummi y dos parroquias más. El padre Sauer llamó al capellán del hospital, conocido suyo, que le dijo "bien, padre, es muy posible que Jake ya no esté aquí mañana". Así entendió que Jake podía morir en cualquier momento.

El padre Sauer pensó en la beata Kateri Tekakwitha, hija de un indio mohawk y una india algonquina raptada, cuyo rostro había quedado marcado por la viruela en su infancia, y que dedicó toda su juventud a orar y cuidar enfermos. Se dice que cuando murió, las marcas de su rostro desaparecieron, y todos los enfermos que había estado cuidando se curaron milagrosamente en el día de su funeral. Kateri es patrona de los indios, así que Tim Sauer animó a los padres a rezar pidiendo su intercesión. Lo mismo hicieron en sus tres parroquias, incluyendo la de la nación lummi, y mucha otra gente alertada por los parroquianos.

18 días cortando tejidos
Durante 18 días, los médicos cortaron piel y tejidos. Realizaron 20 operaciones quirúrgicas en esos días. Y la enfermedad remitió. Se detuvo la corrupción de tejidos y desapareció el peligro de muerte. Quedaron las cicatrices y el rostro deformado.

Todavía no circulan declaraciones públicas del equipo médico sobre lo que pasó, pero sí ha hablado el vicepostulador de la causa, Paul A. Lenz: "ellos [los médicos de Seattle y los de la comisión del Vaticano] no creen que su habilidad médica fuese la cura; cada noche pensaban que Jake iba a morir".

La familia, encantada con los médicos
Los Finkbonner están encantados con los médicos. Consideran que su entrega y pasión ya son en sí mismas milagrosas y lo han declarado muchas veces. En su web, Jake escribe: "estoy agradecido a los médicos del Hospital Infantil de Seattle que salvaron mi vida". Y la familia anima a la gente a donar sangre, con fotos y todo. Su hijo a los 9 años ya había necesitado 100 unidades de sangre, por las 20 operaciones de 2006 y otras cinco que vendrían después. En 2011, ya son 29 operaciones.

La familia cumple lo que enseña la Biblia en Eclesiástico 38 (Sirácida): "Honra al médico por sus servicios, como corresponde, porque también a él lo ha creado el Señor. La curación procede del Altísimo (...). El Señor dio a los hombres la ciencia, para ser glorificado por sus maravillas. Con esos remedios el médico cura y quita el dolor, y el farmacéutico prepara sus ungüentos."

"Fue realmente un milagro"
Pero los Finkbonner también están agradecidos a la santa y a Dios. "En mi corazón, todos nosotros, hemos visto siempre que la recuperación de Jake, su curación y supervivencia, fue realmente un milagro. Si hacen santa a la beata Kateri, será un honor formar parte del proceso", afirma Elsa, la madre, en The Bellingham Herald.

"En nuestro corazón, sabemos que lo de Jake es un milagro, lo hemos visto con nuestros propios ojos", dice el padre, Donny.

En la nación lummi, Henry Cage, antiguo presidente de la reserva y parroquiano de la Iglesia Católica de St. Joachim, afirma: "mucha gente está contenta hoy, es algo que todos estábamos esperando." Una causa de alegría para todos los indios de Estados Unidos y Canadá (Kateri Tekakwitha vivió en ambos países).

Vio a Dios y a sus parientes difuntos
Un aspecto curioso de este milagro no es solo que el milagrado vive para contarlo, sino que además, a sus once años, tiene una experiencia mística que explicar a cualquier televisión o radio que le pregunte. Le sucedió durante los días en que se debatía entre la vida y la muerte. Dice que sintió su cuerpo muy ligero, y que entonces tuvo una visión. "Veía abajo el hospital, veía mi familia. Lo único que no veía era a mí mismo", explica.

También vio a parientes difuntos, como su tío y su bisabuela, y ángeles. Y el Cielo y a Dios. Dice que Dios se sentaba en una gran silla y que era muy alto. "No era del tamaño de una persona normal", afirma Jake. "Le di un abrazo a Dios. Le pregunté si podía estar en el Cielo, porque me gustaba de verdad estar allí. Y Él me dijo que no, porque mi familia me necesitaba en la tierra".

Elsa Finkbonner recuerda que ella estaba sentada junto a su hijo de cinco años, terriblemente deformado. "Recuerdo que él yacía allí, en su cama de hospital, en su habitación, y se sentó muy recto y dijo: me han alzado ["I´ve been raised", en inglés]. Y yo dije: ¿dónde? Y me dijo: al Cielo". Y le contó su visión.

Sin miedo a morir
Hoy Jake estudia en Bellingham, en la Assumption Catholic School, y le atrae ser cirujano plástico, pero también arquitecto. Su madre dice que "le emocionará ver al Papa, sería la guinda del pastel para él". Sigue jugando a baloncesto y le gustan los videojuegos.

Y tiene un consejo para los que sufren enfermedades que pueden ser mortales. "No os asustéis en absoluto. En cualquier caso, será algo bueno. Si vais al Cielo, estaréis en un lugar mejor. Si vivís, volveréis con vuestra familia", asegura con tranquilidad.

En el país con los medios de comunicación más potentes e influyentes del mundo, este mensaje puede llegar a millones de personas. Cuando se establezca la fecha de la canonización y las televisiones americanas se vuelquen en Roma, la familia Finkbonner tendrá mucho que decir a sus compatriotas.


religionenlibertad.com

Dos televisiones islámicas radicales comienzan a emitir en español y desde España por Navidad

Las fechas próximas a la celebración cristiana de la Navidad finalmente fueran las elegidas para el lanzamiento "por todo lo alto" de las señales de los dos canales vía satélite de televisón islamistas en español, uno iraní y el otro saudí.

El primero empezará a emitir este miércoles y el segundo a partir del 1 de enero las 24 horas del día a través de los satélites Hispasat para España y América Latina.

Córdoba Televisión y el jeque saudí
La televisora saudí, Córdoba Televisión, emitirá su señal desde dos naves de su propiedad localizadas en San Sebastián de los Reyes (Madrid). La Fundación para el Mensaje del Islam que preside el jeque saudí Abdulaziz al Fawzan es su propietaria.

Desde hace ya varios años, el jeque se dedica a difundir el wahabismo, la corriente más radical y violentista dentro del islamismo, en Arabia Saudí. Desde la televisión saudí Al Ikhtariya y en la emiratí Al Majd sostiene que hay que profesar un "odio positivo" hacia los cristianos y defiende la marginación de la mujer.

Abdulaziz al Fawzan es miembro del Comité de Supervisión de la Sharia (ley islámica), que se aplica en Arabia Saudí, y de la Comisión de Derechos Humanos, un organismo al servicio del régimen.

El nombre "Córdoba Televisión" evoca la capital del Califato instaurado en la Península Ibérica durante los siglos X y XI.

La programación de la televisora consistirá en documentales, reportajes y charlas relacionadas con temas religiosos. El nuevo canal de televisón cuenta con unos cincuenta trabajadores, en su mayoría españoles conversos a la fe de la media luna y también con varios profesionales de Telecinco y Antena 3.

Hispan TV, la televisora iraní
Hispan TV es la televisión iraní desde Teherán, pero para el mundo hispano y en la que trabaja un grupo de profesionales españoles.

Su programación, a través de la cual se difundirá el islam chií que impera en Irán, está conformada por informativos -en los que abundará la actualidad latinoamericana, películas, series iraníes dobladas al español, debates sobre cine, literatura y religión.
religionenlibertad.com

Benedicto XVI: No puede haber dilación para los pobres


Una invitación a buscar el significado genuino del misterio que celebramos, es decir, a vivir con gozo el hecho de que Dios, en Jesús, “está cerca de cada uno de nosotros” y “quiere recorrer a nuestro lado el camino de la vida”, son las palabras del Sucesor de Pedro en la síntesis en español de la última catequesis previa a la Navidad 2011. Benedicto XVI prometió pedir al Niño Dios “por quienes pasan duras pruebas” e insistió que en estos días la caridad con los más necesitados debe ser particularmente activa, porque “para los pobres no puede haber dilación”.

Palabras de Benedicto en español (AUDIO) RealAudioMP3

“Queridos hermanos y hermanas:
En la sociedad actual, donde por desgracia las fiestas que se avecinan están perdiendo progresivamente su valor religioso, es importante que los signos externos de estos días no nos alejen del significado genuino del misterio que celebramos. A saber: el Verbo de Dios se ha hecho carne y ha puesto su morada entre nosotros. Vivamos, por tanto, con gozo este hecho maravilloso. El Eterno ha entrado en los límites del espacio y el tiempo para hacer posible que hoy nos encontremos con Él. Dios está cerca de cada uno de nosotros y desea que lo descubramos, para que con su luz se disipen las tinieblas que encubren nuestra vida y la humanidad. Vivamos asimismo la Navidad contemplando con fervor el camino del inmenso amor de Dios, que nos atrae hacia Sí a través de la encarnación, pasión, muerte y resurrección de su Hijo. Sobre todo, vivamos este misterio en la Eucaristía, verdadero eje de la Navidad. En ella se hace realmente presente Jesús, Pan bajado del cielo y Cordero sacrificado por nuestra salvación.
Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España y de los países latinoamericanos. Invito a todos a celebrar una Navidad auténticamente cristiana, con la alegría de saber que el Señor vino al mundo para salvarnos. Él quiere recorrer a nuestro lado el camino de la vida. Al Niño Dios pediré por todos, especialmente por quienes pasan por duras pruebas. Que en estos días santos, la caridad cristiana se muestre singularmente activa con los más necesitados. Para los pobres no puede haber dilación. Feliz Navidad. Muchas gracias.”

(JGO-RV)


Texto completo de la catequesis del Papa:

Queridos hermanos y hermanas:

Con alegría los acojo en esta Audiencia general, cuando faltan pocos días para la celebración de la Navidad del Señor. El saludo que en estos días escuchamos decir a todos es ¡Feliz Navidad! Y los mejores deseos para las fiestas navideñas. Hagamos de forma que, en la sociedad actual, el intercambio de parabienes no pierda su profundo valor religioso y la fiesta no quede atrapada en los aspectos exteriores, que tocan las cuerdas del corazón. Ciertamente, los signos exteriores son lindos e importantes, con tal de que no nos distraigan, sino que más bien nos ayuden a vivir la Navidad en su sentido más verdadero, el sagrado y cristiano, para que nuestra alegría no sea superficial, sino profunda.

Con la liturgia navideña la Iglesia nos introduce en el gran Misterio de la Encarnación. La Navidad, en efecto, no es un simple aniversario del nacimiento de Jesús - que también lo es – sino que es algo más. Es celebrar un Misterio que ha marcado y sigue marcando la historia del hombre – Dios mismo vino a abitar entre nosotros (cfr Jn 1,14), se hizo realmente uno de nosotros; un Misterio que interesa nuestra fe y nuestra existencia; un Misterio que vivimos concretamente en las celebraciones litúrgicas, en particular, en la Santa Misa. Alguien se podría preguntar ¿cómo es posible que yo viva ahora este evento tan lejano en el tiempo? ¿Cómo puedo participar de forma fructuosa en el nacimiento del Hijo de Dios, que fue hace más de dos mil años? En la Santa Misa de la Noche de Navidad, repetiremos en el Salmo Responsorial estas palabras: «Hoy nos ha nacido el Salvador». Este adverbio de tiempo, «hoy», se repite varias veces en todas las celebraciones navideñas se refiere al evento del nacimiento de Jesús y a la salvación que la Encarnación del Hijo de Dios viene a traer. En la Liturgia, este evento supera los límites del espacio y del tiempo y se vuelve actual, presente; su efecto perdura, aún con el pasar de los días, de los años y de los siglos. Indicando que Jesús nace «hoy», la Liturgia no usa una frase sin sentido, sino que subraya que este Nacimiento abarca y penetra toda la historia. Permanece como una realidad, también hoy, a la cual podemos llegar precisamente en la liturgia. Para nosotros los creyentes, la celebración de la Navidad renueva la certeza de que Dios está realmente presente con nosotros, aún en carne, y no está sólo lejos, aún estando con el Padre, está cerca de nosotros. Dios, en ese Niño nacido en Belén, se acercó realmente al hombre, Él mismo es hombre y nosotros lo podemos encontrar ahora, en un «hoy» que no tiene ocaso.

Quisiera insistir en este punto, porque al hombre contemporáneo, hombre de lo “sensible”, de lo experimentable empíricamente, le resulta cada vez más fatigoso abrir los horizontes y entrar en el mundo de Dios. La redención de la humanidad sucede, por cierto, en un momento preciso e identificable de la historia: en el evento de Jesús de Nazaret; pero Jesús es el Hijo de Dios, es Dios mismo, que no sólo le ha hablado al hombre, le ha mostrado signos admirables, lo ha guiado a lo largo de toda una historia de salvación, sino que se ha hecho hombre y sigue siendo hombre. El Eterno ha entrado en los límites del tiempo y del espacio, para hacer que sea posible «hoy» el encuentro con Él. Los textos litúrgicos navideños nos ayudan a comprender que los eventos de la salvación obrada por Cristo son siempre actuales, interesan a cada hombre y a todos los hombres. Cuando escuchamos o pronunciamos, en las celebraciones litúrgicas, este «Hoy nos ha nacido el Salvador», no estamos utilizando una expresión vacía y convencional, sino que entendemos que Dios no ofrece «hoy», hoy, ahora, a mí, a cada uno de nosotros, la posibilidad de reconocerlo y de acogerlo, como hicieron los pastores en Belén, para que Él nazca también en nuestra vida y la renueve, la ilumine, la transforme con su Gracia, con su Presencia.

La Navidad, por lo tanto, al tiempo que conmemora el nacimiento de Jesús en la carne, de la Virgen María - y numerosos textos litúrgicos hacen revivir ante nuestros ojos algún episodio -, la Navidad es un evento eficaz para nosotros. El Papa san León Magno, presentando el sentido profundo de la Fiesta de la Navidad, invitaba a sus fieles con estas palabras: «Exultemos en el Señor, queridos míos, y abramos nuestro corazón al gozo más puro, porque ha amanecido el día que para nosotros significa la nueva redención, la antigua preparación, la felicidad eterna. Se renueva, en efecto, para nosotros el ciclo anual, que se renueva, el alto misterio de nuestra salvación, que, prometido en el comienzo y acordado al final de los tiempos, está destinado a durar sin fin» (Sermo 22, In Nativitate Domini, 2,1: PL 54,193). También san León Magno, en otra de sus Homilías navideñas, afirmaba: «Hoy el autor del mundo ha sido generado en el vientre de una virgen: aquel que había hecho todas las cosas se ha hecho hijo de una mujer, que él mismo ha creado. Hoy el Verbo de Dios se ha aparecido revestido de carne y, así como nunca había sido visible para ningún ojo humano, ahora se ha hecho visible y palpable. Hoy, los pastores han recibido de la voz de los ángeles la noticia de que ha nacido el Salvador, en la sustancia de nuestro cuerpo y de nuestra alma» (Sermo 26, In Nativitate Domini, 6,1: PL 54,213).



Hay un segundo aspecto que quisiera mencionar brevemente: el evento de Belén debe ser considerado a la luz del Misterio Pascual: el uno y el otro son parte de la única obra redentora de Cristo. La encarnación y el nacimiento de Jesús nos invitan a dirigir la mirada hacia su muerte y su resurrección: Navidad y Pascua, ambas, son fiestas de la redención. Pascua la celebra como la victoria sobre el pecado y sobre la muerte: marca el momento final, cuando la gloria del Hombre-Dios brilla como la luz del día; Navidad la celebra como la entrada de Dios en la historia haciéndose hombre para reconducir el hombre a Dios: marca, por así decirlo, el momento inicial, cuando se entrevé la claridad del alba. Pero precisamente como el alba precede y hace presagiar ya la luz del día, así pues la Navidad anuncia ya la Cruz y la gloria de la Resurrección. También los dos periodos del año, en las que están colocadas las dos grandes fiestas, al menos en algunas partes del mundo, pueden ayudar a comprender este aspecto. Efectivamente, mientras Pascua cae al principio de la primavera, cuando el sol vence las densas y frías nieblas y renueva la faz de la tierra, Navidad cae al principio del invierno, cuando la luz y el calor del sol no logran despertar la naturaleza, envuelta en el frío, bajo cuyo estrato, sin embargo, pulsa la vida. Y empieza de nuevo la victoria del sol y del calor.

Los padres de la Iglesia leían siempre el nacimiento de Cristo a la luz de la entera obra redentora, que encuentra su culmen en el Misterio Pascual. La Encarnación del Hijo de Dios aparece no solo como el inicio y la condición de salvación, sino como la presencia misma del Misterio de nuestra salvación: Dios se hace hombre, nace niño como nosotros, toma nuestra carne para vencer la muerte y el pecado. Dos significativos textos de san Basilio lo ilustran bien. Decía a los fieles san Basilio: “Dios asume la carne para destruir la muerte que se esconde en ella. Como los antídotos de un veneno una vez ingeridos anulan sus efectos, y como las tinieblas de una casa se disuelven a la luz del sol, así la muerte que dominaba sobre la naturaleza humana fue destruida ante la presencia de Dios. Y como el hielo permanece sólido en el agua mientras dura la noche y reinan las tinieblas, pero rápidamente se disuelve con el calor del sol, así la muerte, que había reinado hasta la venida de Cristo, apenas aparece la gracia de Dios Salvador y surge el sol de justicia, “fue absorbida en la victoria” (1Cor 15,54) no pudiendo coexistir con la Vida” (Homilía sobre el nacimiento de Cristo, 2: pag 31, 1461). Y también san Basilio, en otro texto, dirigía esta invitación: “Celebramos la salvación del mundo, la navidad del género humano. Hoy ha sido remitida la culpa de Adán. Ya no debemos decir más: “Eres polvo y al polvo volverás” (Gn 3,19), sino: unido a Aquel que ha venido del cielo, serás admitido en el cielo” (Homilía sobre el nacimiento de Cristo, 6: pg 31, 1473).

En Navidad nosotros encontramos la ternura y el amor de Dios que se inclina sobre nuestros límites, sobre nuestras debilidades, sobre nuestros pecados y se baja hasta nosotros. San Pablo afirma que Jesucristo “aún siendo de condición divina... se despojó de sí mismo, tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres (Fil 2,6-7). Miremos a la gruta de Belén: Dios se humilla hasta nacer en un pesebre, que es el preludio de la humillación a la hora de su pasión. El culmen de la historia de amor entre Dios y el hombre pasa a través de la cueva de Belén y el sepulcro de Jerusalén.
Queridos hermanos y hermanas, vivamos con alegría la Navidad que se acerca. Vivamos este evento maravilloso: el Hijo de Dios nace todavía “hoy” Dios está verdaderamente cerca de cada uno de nosotros y quiere encontrarnos, quiere llevarnos a Él. Él es la verdadera luz, que despeja y disuelve las tinieblas que envuelven nuestra vida y a la humanidad. Vivamos la Navidad del Señor contemplando el camino del amor inmenso de Dios que nos ha levantado hacia Él a través del Misterio de la Encarnación, Pasión, Muerte y Resurrección de su Hijo, porque -como afirma san Agustín- “en (Cristo) la divinidad del Unigénito se ha hecho partícipe de nuestra mortalidad, para que nosotros fuéramos partícipes de su inmortalidad” (Epístola 187,6,20: Pl 33,839-840). Sobre todo contemplemos y vivamos este Misterio en la celebración de la Eucaristía, centro de la Santa Navidad; allí se hace presente de manera real Jesús, verdadero Pan descendido del cielo, verdadero Cordero sacrificado para nuestra salvación.

Deseo a todos vosotros y a vuestras familias que celebréis una Navidad verdaderamente cristiana, de modo que el intercambio de felicitaciones en aquel día sea expresión de la alegría de saber que Dios está cerca y quiere recorrer con nosotros el camino de la vida. Gracias.


(Traducción del italiano Eduardo Rubió y Cecilia de Malak)
radiovaticana.org

martes, 20 de diciembre de 2011

Canto de ofertorio: En este día de fiesta (mp3 y partitura)

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La primera Santa india Norteamericana, Kateri Tekakwitha

Vivió durante la colonia, entre el actual Canadá y Estados Unidos

La América norteamericana ya tiene su santa india. Una figura extraordinaria llena de encanto, testigo de lo que la gracia divina hace en quien, con toda la inocencia de una juventud incontaminada, se deja llevar por su impulso. Kateri Tekakwitha vivió mucho en pocos años. Murió consagrada a Dios a los 24 años.
En el inmenso territorio descubierto en el siglo XVI por Cristóbal Colón, enviado por la corona española, se establecieron poco a poco colonias de todas las procedencias, ambicionando establecerse en aquellas grandes praderas. En territorio donde se impuso la presencia holandesa y luego inglesa, vivió una joven india mohawk, ya beata, de la que este lunes la Iglesia ha reconocido un milagro por lo que será próximamente canonizada.
Desde 1614, los neerlandeses se establecieron a lo largo del río Hudson inferior, fundando Nueva Ámsterdam en la isla de Manhattan. En 1674, los Países Bajos cedieron su territorio a Inglaterra y la provincia de los Nuevos Países Bajos fue renombrada como Nueva York. Con la división de las Carolinas en 1729 y la colonización de Georgia en 1732, se establecieron las Trece Colonias británicas, que luego se convertirían en los Estados Unidos de América: no existía este país durante la breve existencia de Kateri.
Kateri Tekakwitha era una joven mohawk que vivió en el siglo XVII. La historia de su conversión al cristianismo, su valentía en afrontar el sufrimiento y de su santidad es inspiración para todos los cristianos.
Kateri Tekakwitha pronto se convertirá en la primera santa amerindia del norte. La santa ha realizado muchos milagros privados. La conocida como “el lirio de los mohawks” tiene su santuario nacional en Fonda, Nueva York.
El santuario fue fundado en honor de Kateri, ya que fue aquí donde fue bautizada el domingo de Pascua, 5 de abril de 1676, y aquí vivió sus años de adolescencia.
Kateri nació en 1656 de una madre algonquina cristiana --raptada por los iroqueses y casada con un jefe mohawk--, en la aldea fortificada de Mohawk Canaouaga u Ossernenon (moderna Auriesville), en el actual estado de Nueva York.
Cuando sólo tenía cuatro años, quedó huérfana: sus padres y hermano murieron de una epidemia de viruela propagada por los colonizadores europeos. Kateri sobrevivió a la enfermedad, pero esta le dejó la cara marcada de cicatrices y deterioró su vista. Debido a su mala visión, Kateri fue apodada "tekakwitha", que significa "la que choca contra las cosas".
Kateri había sido acogida por su tío, que se oponía duramente a la evangelización. Cuando tenía ocho años, la familia de acogida Kateri, según la costumbre de los iroqueses, la desposó con un niño con el que se esperaba que se casaría. Sin embargo, Kateri quería dedicar toda su vida íntegramente a Dios. Su tío desconfiaba de los colonos, por la forma en que trataban a los indios y porque fueron responsables de la introducción de la viruela, y otras enfermedades mortales en la comunidad indígena.
Cuando Kateri tenía diez años, en 1666, una partida de guerra compuesta de soldados franceses e indios hostle de Canadá destruyó las fortalezas mohawk en la orilla sur del río Mohawk, incluyendo Ossernenon.
Los mohawks supervivientes se trasladaron a la parte norte del río y construyeron un pueblo fortificado, a una media milla al oeste del actual pueblo de Fonda. Kateri vivido en Caughnawaga, sede del actual santuario por los siguientes diez años.
Cuando Kateri tenía 18 años, inició la catequesis en secreto. Su tío finalmente cedió y dio su consentimiento para que Kateri se convirtiera al cristianismo, a condición de saliera del pueblo indio. Por unirse a la Iglesia católica, Kateri fue ridiculizada y despreciada por su pueblo. Fue objeto de acusaciones injustas y su vida se vio amenazada. Huyó caminando unos 320 km (200 millas) por el bosque hasta llegar a Sault Ste. Marie, un pueblo cristiano cerca de Montreal, en 1677.
Casi dos años después de su bautismo --por misioneros jesuitas franceses, en el actual santuario de Kateri, en Fonda--, escapó a la Misión de San Francisco Javier, Sault Ste. Marie, un asentamiento de indios cristianos, cerca de Montreal, Canadá, en 1677. El asentamiento indio era conocido como Kahnawake, al otro lado del río San Lorenzo, fue denominado "El pueblo de los indios que rezan". Aquí era proverbial su dulzura, bondad y buen humor.
El Caughnawaga original –con el mismo significado aunque con grafía distinta--, en la actual Fonda, Nueva York, es el lugar donde se situaba la aldea o fortaleza en la que Kateri vivió antes de irse a la actual Canadá.
El día de Navidad de 1677, Kateri hizo la primera comunión y, en la Fiesta de la Anunciación de 1679, hizo voto de virginidad perpetua. Asimismo, se ofreció a la Santísima Virgen María para que la aceptara como hija.
Durante su estancia en Canadá, Kateri enseñaba oraciones a los niños y ayudaba a los ancianos y enfermos. Solía ir a misa, tanto al amanecer como al atardecer. Era conocida por su gran devoción al Santísimo Sacramento y al Crucifijo.
En los últimos años de su vida, Kateri soportó un gran sufrimiento por una enfermedad grave. Murió el 17 de abril de 1680, poco antes de cumplir 24 años, y fue enterrada en Kahnawake, Quebec, Canadá. Las palabras finales de Kateri fueron: "Jesús, María, os amo".
Los testigos informaron de que a pocos minutos de su muerte, las marcas de la viruela desaparecieron por completo y su rostro resplandecía con un encanto radiante.
Antes de su muerte, Kateri prometió a sus amigos que seguiría amando y orando por ellos en el cielo. Tanto los nativos americanos como los colonos, enseguida empezaron a usar su intercesión celeste. Varias personas, incluído un sacerdote que asistió a Kateri en su última enfermedad, informaron de que Kateri se les había aparecido, y se le atribuyen muchos milagros de curación.
La joven india Kateri empezó a ser muy venerada, especialmente en Canadá. En 1943, fue declarada venerable por Pío XII y beatificada en junio de 1980 por Juan Pablo II.
Cincuenta años después de la muerte Kateri, se estableció un primer convento de monjas indias en México, que oraban diariamente por que la Iglesia declarara públicamente la santidad de la beata Kateri, como así ha sido. Sólo falta la fecha de canoninazión que anunciará oportunamente la Congregación para las Causas de los Santos.
Para saber más, la página de la beata está en inglés: http://www.katerishrine.com/.
zenit.org

lunes, 19 de diciembre de 2011

Historia y significado del árbol de Navidad

Autor: Tere Fernández 

Un poco de historia

Las tradiciones y costumbres son una manera de hacer presente lo que ocurrió, o lo que se acostumbraba hacer, en tiempos pasados. Son los hechos u obras que se transmiten de una generación a otra de forma oral o escrita. La palabra tradición viene del latín traditio que viene del verbo tradere, que significa entregar. Se podría decir que tradición es lo que nuestros antepasados nos han entregado.

En el caso de la Navidad, lo más importante de las tradiciones y costumbres no es sólo su aspecto exterior, sino su significado interior. Se debe conocer por qué y para qué se llevan a cabo las tradiciones y costumbres para así poder vivirlas mejor. Este es un modo de evangelizar.
Existen muchas tradiciones y costumbres que se celebran en el tiempo de Adviento y de la Navidad, una de ellas es, el árbol de Navidad.

El Árbol De Navidad

Los antiguos germanos creían que el mundo y todos los astros estaban sostenidos pendiendo de las ramas de un árbol gigantesco llamado el “divino Idrasil” o el “dios Odín”. En cada solsticio de invierno, cuando suponían que se renovaba la vida, le rendían un culto especial.

La celebración de ese día consistía en adornar un árbol de encino con antorchas que representaban a las estrellas, la luna y el sol. En torno a este árbol, bailaban y cantaban adorando a su dios.

Cuentan que San Bonifacio, evangelizador de Alemania e Inglaterra, derribó el árbol que representaba al dios Odín, y en el mismo lugar plantó un pino, símbolo del amor perenne de Dios y lo adornó con manzanas y velas, dándole un simbolismo cristiano: las manzanas representaban las tentaciones, el pecado original y los pecados de los hombres; las velas representaban a Cristo, la luz del mundo y la gracia que reciben los hombres que aceptan a Jesús como Salvador. Esta costumbre se difundió por toda Europa en la Edad Media y con las conquistas y migraciones, llegó a América.

Poco a poco, la tradición fue evolucionando: se cambiaron las manzanas por esferas y las velas por focos que representan la alegría y la luz que Jesucristo trajo al mundo.

Las esferas y sus colores, actualmente simbolizan las oraciones que hacemos durante el periodo de Adviento:
  • azules simbolizan oraciones de arrepentimiento

  • plateadas, de agradecimiento

  • doradas, de alabanza

  • rojas, de petición
  • Se acostumbra poner una estrella en la punta del pino que representa la fe que debe guiar nuestras vidas.

    También se suele adornar con diversas figuras el árbol de Navidad. Éstos representan las buenas acciones y sacrificios, los “regalos” que le daremos a Jesús en la Navidad.

    Para aprovechar la tradición: Adornar el árbol de Navidad a lo largo de todo el Adviento, explicando a los niños cada simbolismo. Los niños pueden elaborar sus propias esferas (24 a 28, dependiendo de los días que tenga el Adviento) con una oración o un propósito en cada una. Conforme pasen los días, las van colgando en el árbol de Navidad hasta Nochebuena.

    Algo que no debes olvidar

    Las tradiciones y costumbres son una manera de hacer presente lo que ocurrió, o lo que se acostumbraba hacer, en tiempos pasados. Son los hechos u obras que se transmiten de una generación a otra de forma oral o escrita. La palabra tradición viene del latín traditio que viene del verbo tradere, que significa entregar. Se podría decir que tradición es lo que nuestros antepasados nos han entregado.

    http://es.catholic.net

    "Oración para ser rezada en familia rodeando el Pesebre en la Nochebena"

    INICIO DE LA ORACIÓN
    Todos santiguándose dicen:
    En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
    El padre de familia, al comenzar la celebración, dice:
    Alabemos y demos gracias al Señor,
    que tanto amó al mundo que le entregó a su Hijo.
    Todos responden:
    Bendito seas por siempre, Señor.
    Luego el padre de familia dispone a los presentes para la bendición, con las siguientes palabras:
     
    El Señor Jesús ha nacido de Santa María. El pesebre que adorna nuestro hogar nos recuerda el gran amor del Hijo de Dios, que ha querido habitar entre nosotros. Aquello que ocurrió hace dos mil un años, lo revivimos esta noche santa (día santo) en el misterio. El Señor Jesús es el mismo, ayer, hoy y siempre. Que esta Navidad fortalezca nuestros pasos en el tercer milenio cristiano.
    Uno de los miembros de la familia lee el siguiente texto de la Sagrada Escritura:
    LECTURA
    Lc. 2, 4-7a: María dio a luz a su hijo primogénito.
    Escuchemos, ahora, hermanos, la palabra del Santo Evangelio según San Lucas:
    En aquellos días, José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre.
    Palabra del Señor
    Todos responden:
    Gloria a Ti, Señor Jesús.
    Después de la lectura se canta "NOCHE DE PAZ", mientras el menor de la familia coloca al Niño en el Pesebre.
    NOCHE DE PAZ
    1. Noche de paz, noche de amor:

      llena el cielo un resplandor;

      en la altura resuena un cantar:
      "os anuncio una dicha sin par,
      en la tierra ha nacido Dios,
      hay en Belén de Judá".
    2. Noche de paz, noche de amor:
      todo duerme en derredor;
      sólo velan mirando la faz
      de su niño en angélica paz,
      José y María en Belén (2 veces)
    3. Noche de Dios, noche de paz:

     
    esplendor inmortal,
    luz eterna en la noche brilló:
    es la gloria del Hijo de Dios.
    Duerme el Niño Jesús. (2 veces)
    PETICIONES
    Otros dos miembros de la familia dirigen las peticiones:
    En este momento en que nos hemos reunido toda la familia para iniciar las fiestas de Navidad, dirijamos nuestra oración al Señor Jesús, Hijo de Dios vivo y de Santa María, que quiso ser también hijo de una familia humana; digámosle:
    POR TU NACIMIENTO, SEÑOR, PROTEGE A NUESTRA FAMILIA.
    1. Señor Jesús, Palabra Eterna, que al venir al mundo, anunciaste la alegría a la tierra, alegra nuestros corazones con la alegría de tu visita.
    1. POR TU NACIMIENTO, SEÑOR, PROTEGE A NUESTRA FAMILIA.
    2. Reconciliador del mundo, que con tu nacimiento nos has revelado la fidelidad de Dios-Padre a sus promesas, haz que nosotros seamos también fieles a las promesas de nuestro bautismo.
      POR TU NACIMIENTO, SEÑOR, PROTEGE A NUESTRA FAMILIA.
    3. Rey del cielo y de la tierra, que por tus ángeles anunciaste la paz a los hombres, conserva en tus paz nuestras vidas y que haya paz en nuestro país y en todo el mundo.
      POR TU NACIMIENTO, SEÑOR, PROTEGE A NUESTRA FAMILIA.
    4. Hijo de Santa María, que quisiste serte Hijo de Mujer, concédenos descubrir que María es también nuestra Madre y ayúdanos a amarla con la ternura filial de tu corazón.
      POR TU NACIMIENTO, SEÑOR, PROTEGE A NUESTRA FAMILIA.
    5. Dios-con-nosotros, que quisiste nacer en el seno de una familia, bendice nuestro hogar para que en el siempre reine el amor de manera especial acuérdate de las familias que en estas fiestas de navidad viven en soledad y dolor y haz que sientan el consuelo de saberse hijos de la gran familia de Dios.
    POR TU NACIMIENTO, SEÑOR, PROTEGE A NUESTRA FAMILIA.
    Se pueden añadir otras peticiones libres
    Terminemos nuestras peticiones rezando la oración de los hijos de Dios: Padre Nuestro.
    ORACIÓN DE BENDICIÓN
    Luego el padre de familia dice:
    Señor Dios, Padre nuestro,
    que tanto amaste al mundo
    que nos entregaste a tu Hijo único
    nacido de María la Virgen,
    dígnate bendecir este nacimiento
    y a la familia cristiana
    que está aquí presente,
    para que las imágenes de este Belén
    nos ayuden a profundizar en la fe.
    Te lo pedimos por Jesús, tu Hijo amado,
    que vive y reina por los siglos de los siglos.
    Amén.
    Concluida la bendición del pesebre toda la familia reza junta la siguiente oración:
    Salve, Reina de los Cielos
    y Señora de los ángeles;
    salve raíz, salve puerta,
    que dio pasó a nuestra luz.
    Alégrate, Virgen gloriosa,
    entre todas la más bella;
    salve, agraciada doncella,
    ruega a Cristo por nosotros.
    El padre de familia dice:
    Que con el auxilio de tan dulce intercesora.
    Todos responden:
    Seamos siempre fieles en el terreno caminar.
    Todos santiguándose dicen:
    En el nombre del padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén.
    Podemos ofrecerle al Señor Jesús una respuesta de fe concreta, en esta navidad y Nuevo Año.
    Especialmente podemos proponernos expresarle nuestro amor en algo práctico y efectivo, en relación as nuestros hermanos más pobres, a través de alguna obra de caridad.

    BENDICIÓN DE LA CENA DE NOCHEBUENA
    En el centro de la mesa se colocará una vela apagada.
    Toda la familia, de pie, se reúne alrededor de la mesa. Santiguándose dicen:
    El Padre, el hijo y el Espíritu Santo, sean glorificados en todo tiempo y lugar por al Inmaculada Virgen maría. Que Así sea. Amén
    La madre de familia dice:
    Hoy nos encontramos reunidos celebrando el nacimiento del Señor Jesús de la
    Virgen María. Dios, en muestra de su inmenso amor, envió a su hijo para que la comunión perdida por el pecado fuera restablecida. Él nos reúne esta noche y, unidos de la misma forma que la familia de Nazaret, nos muestra que nuestra espera no ha sido en vano.
    Uno de los hijos lee:
    "Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo: "No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo y Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre". Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: "Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace"." (Lc. 2, 8-14)
    Y todos responden:
    Gloria a Ti, Señor Jesús, que hoy has nacido de la Virgen María.
    Mientras uno de los hijos enciende el cirio colocado en medio de la mesa, todos entonan el siguiente canto:
    CAMPANAS
    1. Campana sobre campana
    2. y sobre campana una,
      asómate a la ventana
      verás al niño en la cuna.
      BELÉN, CAMPANAS DE BELÉN
      QUE LOS ÁNGELES TOCAN,
      ¿QUÉ NUEVAS ME TRAÉIS? (2 veces)
    3. Recogido tu rebaño,
    4. ¿adónde vas, pastorcito?
      voy a llevar al portal
      mi canción y mi cariño.
    5. Campana sobre campana
    6. y sobre campana dos,
      asómate a la ventana,
      porque está naciendo Dios.
    Para finalizar; el padre de familia reza la siguiente oración de bendición:
    Oremos.
    Dios Padre,
    que nos enviaste a tu Hijo muy amado,
    derrama tu bendición sobre estos alimentos
    y también sobre los miembros de este hogar,
    para que así, como ahora acogemos,
    gozosos, a tu Hijo Reconciliador,
    lo recibamos también confiados
    cuando vengas al fin de los
    tiempos.
    Por Jesucristo, nuestro Señor.
    Todos responden:
    Amén.
    En el nombre del Padre, del hijo y del espíritu Santo. Amén.
    aciprensa.com

    Bendición del Árbol Navideño

    EL ÁRBOL mismo nos trae a la memoria el árbol del Paraíso (cf. Gn 2, 9 - 17) de cuyo fruto comieron Adán y Eva desobedeciendo a Dios. El árbol entonces nos recuerda el origen de nuestra desgracia: el pecado. Y nos recuerda que el niño va a nacer de Santa María es el Mesías prometido que viene a traernos el don de la reconciliación.
    LAS LUCES nos recuerdan que el Señor Jesús es la luz del mundo que ilumina nuestras vidas, sacándonos de las tinieblas del pecado y guiándonos en nuestro peregrinar hacia la Casa del Padre.
    LA ESTRELLA. Al igual que en Belén hace dos mil un años una estrella se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño Jesús, con María su Madre, causando este acontecimiento una gran alegría en los Reyes Magos (ver Mt 2, 9 - 10). Hoy una estrella corona nuestro árbol recordándonos que el acontecimiento del nacimiento de Jesús ha traído la verdadera alegría a nuestras vidas.
    LOS REGALOS colocados a los pies del árbol simbolizan aquellos dones con los que los reyes magos adoraron al Niño Dios. Además nos recuerdan que tanto amó Dios Padre al mundo que le entregó (le regaló) a su único hijo para que todo el que crea en Él tenga vida eterna.

    RITO DE BENDICIÓN DEL ÁRBOL NAVIDEÑO
    Todos los presentes, santiguándose, dicen:
    En el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
    El padre de familia dice:
    Bendito sea Dios,
    Padre de nuestro Señor Jesucristo,
    Que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales.
    En los cielos, en Cristo.
    Todos responden:
    Bendito sea el Señor por los siglos.
    LECTURA
    Uno de los presentes, lee el siguiente texto de la Sagrada Escritura:
    Escuchemos con atención la lectura del profeta Isaías:
    "Vendrá a ti, Jerusalén, el orgullo del Líbano, con el ciprés y el abeto y el pino, para adornar el lugar de mi santuario y ennoblecer mi estado".
    ORACIÓN DE BENDICIÓN
    Luego el padre de familia, con las manos juntas, dice la oración de bendición:
    Oremos.
    Bendito seas, Señor y Padre nuestro,
    Que nos concedes recordar con fe
    En estos días de Navidad
    Los misterios del nacimiento del Señor Jesús.
    Concédenos, a quienes hemos adornado este árbol
    Y lo hemos embellecido con luces,
    Con la ilusión de celebrar
    La navidad del nuevo milenio
    Que podemos vivir también a la luz de los ejemplos
    De la vida plena de tu Hijo
    Y ser enriquecidos con las virtudes
    Que resplandecen en su santa infancia.
    Gloria a Él por los siglos de los siglos.
    Todos responden:
    Amén.
    Al final, todos los presentes, santiguándose, dicen:
    En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén.
    aciprensa.com

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